El 21 de mayo de 2021 el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDH) publicó el informe: “Nivel actual de representación de la mujer en los órganos y mecanismos de derechos humanos: garantizar el equilibrio de género”. El informe involucró consultas con la sociedad civil y diversos actores relevantes mediante la elaboración de un cuestionariodifundido por el Comité Asesor del CDH. Dicha instancia fue una oportunidad única para que, tanto la sociedad civil, como la academia, y otros actores interesados, como la Campaña GQUAL, presentaran información y propuestas que tuvieran entre sus objetivos mejorar los procedimientos de selección en los órganos de las Naciones Unidas, dando a conocer los niveles de participación de mujeres en estos espacios.
La igualdad de género no puede quedarse en promesas consignadas en las normas e instrumentos internacionales, sino que debe pasar a ser una realidad. Numerosos son los tratados que consagran la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres y otras diversidades. Por ejemplo, en su artículo 8, la CEDAW requiere a los Estados parte “tomar todas las medidas apropiadas para garantizar a las mujeres, en igualdad de condiciones con el hombre y sin discriminación alguna, la oportunidad de representar a sus gobiernos a nivel internacional y participar en el trabajo de las organizaciones internacionales.” Así, teniendo en cuenta el artículo, y su posterior interpretación por el Comité CEDAW, resulta evidente que “los Estados Partes tienen el deber de garantizar la igualdad de género en el acceso a posiciones en los tribunales internacionales y los organismos internacionales que juegan un papel clave en el desarrollo del derecho internacional y los derechos humanos.”
El informe representa una herramienta fundamental para aspirar a alcanzar la paridad de género en la justicia internacional. Las recomendaciones del informe, dirigidas al CDH, a los Estados Miembro de las Naciones Unidas y a la ACNUDH, evidencian la necesidad del trabajo en conjunto y la importancia de un proceso de monitoreo para superar la sub-representación de mujeres en este ámbito. Hoy en día las mujeres representan el 44% de los puestos en los Procedimientos Especiales y el 48% en los Órganos de Tratados. La paridad de género se ha alcanzado en general en la mayoría de los puestos asociados tradicionalmente a tareas de cuidado y roles de género. A modo de ejemplo, el Comité CEDAW está compuesto por 23 miembros, 22 son mujeres y el Comité de los Derechos del Niño que tiene un total de 18 miembros y la mitad son mujeres.
El informe visibiliza que los procedimientos de nominación y selección en su mayoría carecen de publicidad y transparencia. También adquiere especial relevancia el hecho de que la falta de mujeres en estos espacios se deba principalmente a la falta de nominaciones por parte de los Estados, que o bien no proponen candidatos o, si lo hacen, no suelen nominar mujeres. Una de las principales recomendaciones está dirigida al CDH y sus órganos, y apunta a la importancia de publicar debidamente la composición de los procedimientos especiales desagregados por género, así como también a adoptar medidas para garantizar la paridad en la elección y designación de éstos. Sin embargo, para que efectivamente haya más mujeres que aspiren a estos puestos, recomienda que los Estados Parte se comprometan a identificar más candidatas en sus países. Como así también, promuevan procesos de selección públicos que incluyan el género como criterio para elegir candidatos/as en el ámbito interno. Esta adición es fundamental dado que en general no suele ser un requisito para la nominación de candidatos/as. A nivel internacional, otro compromiso que deberían tener los Estados es, en efecto, elegir mujeres.
El informe sin duda, es un avance para visibilizar un problema estructural que no solo existe a nivel internacional, sino también en el ámbito interno: la sub-representación de mujeres en los espacios de toma de decisiones. Este problema refleja una desigualdad en el acceso a los espacios políticos y públicos y debe ser revertida. Aun resta mucho por hacer, sobretodo en otros espacios que impactan directamente en la posibilidad de que más mujeres aspiren a cargos en el ámbito internacional. Pensemos, por ejemplo, ¿quiénes suelen ser decanos y profesores titulares en las Universidades de Derecho? ¿quiénes ocupan cargos jerárquicos en los Ministerios de Relaciones Exteriores?
Resultará difícil que las mujeres, en toda su diversidad, lleguen a estos espacios. El informe reconoce la necesidad de aplicar un enfoque interseccional en materia de discriminación por género. Solo con un verdadero enfoque interseccional que reconozca y aborde las múltiples causas de discriminación se podrá aspirar a que una diversidad de voces participen en estos espacios.
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